"Recién entonces advirtió algo evidente: la tapa rectangular en el piso, con los contornos de luz tenue. Una abertura en el suelo del tamaño de una ventana. Reyna se arrodilló y palpó en ella hasta que encontró una manija. Consiguió quitarla y entonces vio los peldaños de madera que bajaban. Le llegaron más patentes y nítidos los agudos vocales que reptaban desde el fondo. Por extraño que parezca, no sintió miedo, sino una inmensa curiosidad. "
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